Cuentan
que los indígenas del Paraguay solían masticar la hoja de una planta nativa de
esa región de Suramérica. Con el tiempo los oriundos de esas tierras
comprobaron que el mismo vegetal le resultaba apropiado para endulzar el té, la
yerba mate e incluso algunos medicamentos naturales.
Sin embargo, no fue hasta los siglos XIX y XX que los científicos le dedicaron estudios a la hierba conocida por estevia. En los trabajos de laboratorio aislaron e identificaron los componentes químicos causantes del dulzor: los glicósidos de esteviol, un compuesto más potente que el del azúcar.