Las hojas tienen una forma peculiar |
Cuentan
que los mayas, entre sus muchos tesoros naturales, le tenían gran aprecio a una
planta robusta, de hojas perennes,
largas y pecioladas, compuestas por cinco picos y látex fecundo. En esa lengua
nativa era conocida como chay y consumida desde tiempos precolombinos por ese
pueblo, en mezcla con maíz y semillas de calabaza, en forma de tamal. Por
tanto, constituyó un alimento primordial para ellos, con un pretendido
equilibrio nutricional y medicinal al mismo tiempo.
La
chaya, nombre común de la Cnidoscolus chayamansa y Cnidoscolus aconitifolius,
de la familia de las Euforbiácea,
contienen una notable cantidad de vitaminas, sales minerales,
oligoelementos y enzimas por lo que le proporciona enormes ventajas al
organismo humano. Se trata de importantes sustancias que forman un
fitocomplejo, y actúa favorablemente sobre múltiples dolencias, cuya ingestión
no produce efectos negativos.
Entre
los múltiples beneficios del también conocido por árbol espinaca se cuenta la
regulación de la presión arterial, mejora la circulación sanguínea, desinflama
las venas y hemorroides. También baja el nivel de colesterol y ácido úrico.
Muchos
de los estudiosos aseguran que su consumo aumenta la retención de calcio,
enriqueciendo así la masa ósea, principalmente en niños y adolescentes, en los
que, además, contribuye al crecimiento y desarrollo de todo el sistema
osteomuscular.
Otros
especialistas sostienen que facilita la
digestión, y combate el estreñimiento, ayuda a la expulsión de orina y de la
leche materna. Además se le asocian
otras propiedades medicinales y preventivas tales como la normalización de numerosas funciones del
organismo, previene la anemia, mejora la memoria y las funciones del cerebro, y
combate la artritis y la diabetes. Previene la tos, al tiempo de descongestiona
y desinfecta los pulmones.
Para
distinguirla en la floresta debe tenerse
en cuenta que estamos hablando de un árbol pequeño y de muy hermosa apariencia,
originario de México y Guatemala en donde se le conoce y cultiva desde tiempos
precolombinos, de copa esférica y de follaje muy denso que brilla intensamente
bajo la luz del sol. Sus hojas son grandes, del tamaño de una mano adulta
extendida, y presentan 5 lóbulos muy prominentes. Todas las partes de la planta
poseen una savia blanca, espesa y muy pegajosa.
Alimento
milenario
Según
las fuentes consultadas, la cocina tradicional mexicana utiliza las hojas
tiernas de la chaya de disímiles formas: ensaladas, guiso, sopas, infusiones y
hasta refresco. En esta última modalidad agregue 1 litro de agua, 3 hojas
grandes de la planta remojadas en agua durante 24 horas, el jugo de un limón
grande y azúcar o edulcorante favorito. Licúe todo a máxima velocidad y sirva
con bastante hielo frapé
.
Otras
recetas en el país azteca aconsejan utilizar esa misma parte del arbusto
acompañadas con tortillas de maíz, huevos, queso y frijol de soya. En tanto, en
Ecuador es común emplear el extracto para té que, de acuerdo a algunos
criterios proporciona una pronta
recuperación de energías con efectos desestresantes, dado su rico contenido de
vitaminas A y B, así como por la presencia de fósforo, calcio, hierro y
proteínas.
Algunos
consejos prácticos señalan que el cocinarla -nunca menos en un hervor de diez
minutos en recipiente que no sean de aluminio- es esencial antes de consumirla,
para hacer inactivos los componentes tóxicos; en esto la chaya es similar a la
mandioca, que también contiene los glucósidos cianhídricos tóxicos y debe ser
cocida antes de comerla.
Sin
embargo, también esta herencia legada por los mayas tiene otras utilidades para
el hombre. Además del valor ornamental, puede usarse como forraje, pues sus
hojas poseen un alto valor nutritivo para suministrar a animales domésticos
como cabras, gallinas, conejos, cerdos e iguanas.
De la
farmacopea popular cubana
Como
dato curioso decirles que en algunas regiones de Cuba popularmente a este
prodigio natural se la conoce por “salvahombre”. Existe la creencia de que sus
hojas hervidas y usada como agua común, produce un efecto curativo para
afecciones en la próstata, entre ellos su desinflamación.
Por su
parte, un estudio del USDA en Puerto Rico informó que se podría obtener unas
producciones de hortaliza más altas con la chaya que con cualquier otra hortaliza
que habían estudiado. En otro estudio de las hojas de la chaya, se vio que
contenían cantidades substancialmente mayores de nutrientes que los que
contienen las hojas de las espinacas.
Su
cultivo
El
chaya es fácil de cultivar en climas suaves a cálidos, arbusto muy robusto, y
sufre pocos daños por los insectos. Es tolerante de las lluvias fuertes y tiene
tolerancia a la sequía. La planta se propaga por estacas leñosas de unos diez
centímetros, pues las semillas se producen muy raramente.
El crecimiento
inicial es lento como lento es también el desarrollo de las raíces de las
estacas nuevamente plantadas, así pues las hojas no se deben cosechar hasta el
segundo año. Las hojas de la chaya se pueden cosechar continuamente siempre y
cuando no más del 50% de las hojas sean cosechadas. Se precisa dejar bastantes
hojas para garantizar un crecimiento vegetal sano.
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