jueves, 16 de febrero de 2012

La chaya, el arbusto prodigioso de los mayas

Arbusto de la chaya.
Cuentan que los mayas, entre sus muchos tesoros naturales, le tenían gran aprecio a una planta robusta, de hojas  perennes, largas y pecioladas, compuestas por cinco picos y látex fecundo. En esa lengua nativa era conocida como chay y consumida desde tiempos precolombinos por ese pueblo en mezcla con maíz y semillas de calabaza, en forma de tamal. Por tanto, constituyó un alimento primordial para ellos, con un pretendido equilibrio nutricional y medicinal al mismo tiempo.
  La chaya, nombre común de la Cnidoscolus chayamansa y Cnidoscolus aconitifolius, de la familia de las Euforbiácea,  contienen una notable cantidad de vitaminas, sales minerales, oligoelementos y enzimas por lo que le proporciona enormes ventajas al organismo humano.
Se trata de importantes sustancias que forman un fitocomplejo, y actúa favorablemente sobre múltiples dolencias, cuya ingestión no produce efectos negativos.
  Entre los múltiples beneficios del también conocido por árbol espinaca se cuenta la regulación de la presión arterial, mejora la circulación sanguínea, desinflama las venas y hemorroides. También baja el nivel de colesterol y ácido úrico.
  Muchos de los estudiosos aseguran que su consumo aumenta la retención de calcio, enriqueciendo así la masa ósea, principalmente en niños y adolescentes, en los que, además, contribuye al crecimiento y desarrollo de todo el sistema osteomuscular.
  Otros especialistas aseguran  que facilita la digestión, y combate el estreñimiento, ayuda a la expulsión de orina y de la leche materna. Además se le asocian  otras propiedades medicinales y preventivas tales como la  normalización de numerosas funciones del organismo, previene la anemia, mejora la memoria y las funciones del cerebro, y combate la artritis y la diabetes. Previene la tos, descongestiona y desinfecta los pulmones.
  Según las fuentes consultadas, la cocina tradicional mexicana utiliza las hojas tiernas de la chaya de disímiles formas: ensaladas, guiso, sopas, infusiones y hasta refresco. En esta última modalidad agregue 1 litro de agua, 3 hojas grandes de la planta remojadas en agua durante 24 horas, el jugo de un limón grande y azúcar o edulcorante favorito. Licúe todo a máxima velocidad y sirva con bastante hielo frapé.
  Otras recetas en el país azteca aconsejan utilizar esa misma parte del arbusto acompañadas con tortillas de maíz, huevos, queso y frijol de soya. En tanto, en Ecuador es común emplear el extracto para té que, de acuerdo a algunos criterios  proporciona una pronta recuperación de energías con efectos desestresantes, dado su rico contenido de vitaminas A y B, así como por la presencia de fósforo, calcio, hierro y proteínas.
  Algunos consejos prácticos señalan que el cocinarla -nunca menos en un hervor de diez minutos en recipiente que no sean de aluminio- es esencial antes de consumirla para hacer inactivos los componentes tóxicos; en esto la chaya es similar a la mandioca, que también contiene los glucósidos cianhídricos tóxicos y debe ser cocida antes de comerla.
  Sin embargo, también esta herencia legada por los mayas tiene otras utilidades para el hombre. Además del valor ornamental, puede usarse como forraje, pues sus hojas poseen un alto valor nutritivo para suministrar a animales domésticos como cabras, gallinas, conejos, cerdos e iguanas.
  Como dato curioso decirles que en algunas regiones de Cuba popularmente a este prodigio natural se la conoce por salva hombre. Existe la creencia de que sus hojas hervidas y usada como agua común, produce un efecto curativo para afecciones en la próstata, por constituir un buen antiflamatorio.

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