lunes, 19 de agosto de 2019

Efectos de las plantas exóticas invasoras en Cuba





La lista de plantas invasoras en Cuba está encabezada por el marabú
Por Orfilio Peláez 



El archipiélago cubano clasifica entre los territorios insulares con mayor diversidad de plantas y nivel de endemismo en el Caribe y el mundo.



Al atesorar una flora estimada en al- rededor de 7 000 a 7 500 especies, de las cuales cerca del 53 % son exclusivas de nuestro país, el archipiélago cubano clasifica entre los territorios insulares con mayor diversidad de plantas y nivel de endemismo en el Caribe y el mundo.


Pero como muestra la Lista Roja de la Flora de Cuba 2016, elaborada por un colectivo de científicos pertenecientes al Jardín Botánico Nacional de la Universidad de La Habana, el Instituto de Ecología y Sistemática del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), el Centro Nacional de Áreas Protegidas, la Universidad British Columbia, en Canadá, y el Jardín Botánico de Holguín, aproximadamente la mitad de las 4 627 especies vegetales evaluadas en la referida pesquisa se encuentran en peligro de extinción.

Las causas principales de tan preocupante escenario obedecen en gran medida al impacto de diferentes actividades humanas, donde resaltan la deforestación, la ganadería, la agricultura y la presencia de especies exóticas invasoras.

Sobre la última de las amenazas mencionadas, la doctora Ramona Oviedo Prieto, investigadora del Instituto de Ecología y Sistemática y una de las cien- tíficas cubanas más avezadas en el tema,  precisó a Granma que dicho término agrupa a las plantas exóticas naturaliza- das introducidas de manera intencional o involuntaria por el hombre, las cuales se han adaptado al medio y son capaces de reproducirse con abundancia y elevada capacidad de dispersión, más allá de los límites del lugar en las que fueron plantadas originalmente.

Como aseveró la especialista, tienen el inconveniente de afectar la diversidad biológica, en particular la flora endémica y las funciones ecosistemáticas, además de modificar el paisaje y los rendimientos  agrícolas y forestales.

Igualmente, pueden influir de manera desfavorable en la calidad del suelo y el agua. Algunas de ellas llegan, incluso, a transmitir enfermedades al hombre, acotó.

Según los resultados de proyectos investigativos ejecutados en varias etapas durante la presente centuria por un grupo de entidades científicas bajo la dirección de la doctora Ramona Oviedo, miembros de su equipo de trabajo y colaboradores, hasta 2015 habían sido identificadas en Cuba un total de 323 especies de plantas exóticas invasoras.

Asimismo, se logró definir cuáles eran las cien más agresivas para nuestro archipiélago, a partir de la magnitud de los perjuicios que ocasionan en la biota nativa y disímiles actividades productivas, junto con los niveles de extensión alcanzados a lo largo del país.

Dicha lista es encabezada por el marabú e incluye, también, a la casuarina o pino de Australia, pomarrosa, aroma, leucaena-ipil-ipil, tulipán africano y el cayeput o melaleuca, todas en el entorno terrestre. En relación con el medio acuático, figuran dentro de la mencionada enumeración la lechuguilla, el Jacinto de agua o malangueta, y el miriofilum.

UNA REVISIÓN NECESARIA

Tomando en cuenta la importancia de monitorear de manera permanente el comportamiento de este problema ambiental, el Grupo de Trabajo del Herbario Nacional, adscrito al Instituto de Ecología y Sistemática del Citma, trabaja en la actualización del Inventario Nacional de plantas invasoras y potencialmente invasoras, haciendo énfasis en aquellas con mayor incidencia o agresividad sobre los ecosistemas naturales, seminaturales y agropecuarios, reconocidos por su diversidad biológica, valores paisajísticos y aportes económicos.

Si bien esta ardua labor investigativa de continuidad aún no ha finalizado en su totalidad, los resultados preliminares de la etapa 2015-2019 revelan 35 nuevos reportes de plantas exóticas invasoras y potencialmente invasoras, de las cuales diez son de nueva presencia en la mayor de las Antillas.

Otros aportes están relacionados con 25 posibles cambios en la enunciada clasificación y la revisión de la lista de las más agresivas o con mayor presencia en distintos ecosistemas y sus entornos, a fin de ratificar si mantienen esa condición, o en caso contrario, hacer los ajustes requeridos para modificar su estatus.

De acuerdo a lo expresado por la doctora Ramona Oviedo, la recopilación de nuevas informaciones complementarias contribuirá a suplir los vacíos de conocimientos que acerca de las ya inventariadas con anterioridad en las pesquisas desarrolladas entre los años 2007-2011 y 2012-2014, todavía perduran en aspectos vinculados a la distribución geográfica, ecosistemas que dañan y mecanismos de dispersión y propagación.

La reconocida experta subrayó que en los últimos tiempos se han detectado nuevos efectos perjudiciales asociados a las mismas, en varias actividades agroindustriales.

«Uno de los más preocupantes tiene que ver con las dificultades existentes en un número importante de cañavera- les para poder realizar el corte mecanizado de la caña de azúcar, debido a los obstáculos creados por la creciente invasión de especies leñosas, como el algarrobo de la India, otras albizias y leucaenas».

Subrayó que con la participación de un grupo de instituciones científicas, de gestión ambiental, docentes y productivas, hoy se ejecutan un conjunto de acciones destinadas al mejor manejo y control de las plantas invasoras más dañinas y expandidas.

Puso de ejemplo la experiencia piloto que, destinada a recuperar la diversidad biológica, viene ejecutándose en los bosques limítrofes de los humedales del sur de las provincias de Artemisa y Mayabeque, a través de la regeneración natural y la siembra de especies nativas, básicamente, mientras se trabaja al mismo tiempo en reducir la presencia de varias plantas invasoras asentadas en dicha zona, en particular la almendra, casuarina y leucaena.

Toda esta labor investigativa y sus resultados forman parte del cumplimiento de los compromisos asumidos por Cuba con las Metas Nacionales para la Diversidad Biológica 2016-2020, la Es- trategia Mundial para la Conservación de Especies Vegetales 2011-2020, y  las Metas Aichi, además de tributar a la implementación de la Tarea Vida (Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático). (Tomado del periódico Granma)


 

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