miércoles, 3 de septiembre de 2014

El lenguaje de las flores: la mística y útil acacia (III Parte)

Resalta las hermosas flores amarillas
La acacia es uno de los árboles más habituales en la decoración de jardines y parques. Existen numerosas variedades de este árbol leguminoso y de hoja perenne, que se caracteriza por su frondosidad, su espectacular colorido y las espinas que recubren sus ramas.

Resulta frecuente encontrarla en  parques, calles, paseos, aunque el uso más extendido es la jardinería, por el color y la de sus flores, que asemejan bolas de oro,  y el número de ellas, ofreciendo conjuntos de gran belleza. Se cultiva como fijador de terrenos y por la goma que se obtiene de su tronco de alto contenido en taninos.


Una característica muy popular y curiosa al mismo tiempo es que al mínimo toque de sus hojas (compuestas por numerosos foliolos) las mismas se contraen sobre el tallo como si se cerraran, con un mecanismo en la base, al mismo tiempo los tallos menores se dejan vencer por el peso.

Este es un mecanismo de defensa ante depredadores,  algunos biólogos lo consideran como único en el Reino Vegetal. En los conglomerados donde cada individuo se encuentra en contacto cercano con otro, si éste es abordado por un intruso, la planta reacciona químicamente liberando sustancias que son de transferencia aérea y llegan a los otros congéneres "dando la alarma".

Cuando esto sucede de inmediato el resto de los ejemplares del conglomerado comienzan a segregar en sus hojas una sustancia tóxica -éstas cambian de color oscureciéndose- que es dañina en el contacto e ingestión y hasta mortal para el depredador animal, que puede ser por ejemplo un gran mamífero como una jirafa, aunque se han dado casos en que se produjeron intoxicaciones de mascotas.

Esta reacción es temporal, aun así debe seleccionarse apropiadamente la especie de acacia en el ámbito de la jardinería, a efectos de evitar estos efectos sobre animales y personas. (continuará)

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