lunes, 8 de septiembre de 2014

Ellenguaje de las flores: la mística y útil acacia (IV Parte y final)

Flores en forma de cascada

Para cultivar la acacia se utilizan las semillas, aunque también podemos trasplantar plantones de viveros. La siembra de las posturas puede hacerse tanto  en hileras como un solo ejemplar aislado.

Esta es una planta poco exigente, por ello no requiere de un clima o un suelo específico, a pesar de proceder de lugares semidesérticos. En cualquier caso, no suele tolerar sequías muy severas.

Por lo general,  las zonas de costa son las más pobladas de acacias debido a que resiste muy bien los vientos salinos. Mucho menos dura es su madera, que es quebradiza y frágil, a pesar de producir buena leña.


 Como otras especies de la misma familia, lo mejor es podar el árbol para descargar el peso de su copa, mucho más si vivimos en lugares con mucho viento.

Los terrenos arenosos bien drenados son los favoritos de la planta, pero también crece en buenas condiciones en lugares pantanosos, suelos graníticos y laderas. Por sus características botánicas, la acacia se adapta muy bien a suelos salinos, poco ácida y pobre en nitrógeno y fósforo.
 
Las flores de la acacia eclosionan entre marzo y abril. Suelen ofrecer imágenes espectaculares a los jardines, sobre todo las acacias salignas, que producen ramas llenas de flores amarillas que caen a modo de cascada.

Esta leguminosa es altamente apreciada  por su capacidad para proporcionar buena sombra y cobertura del suelo. Aunque también el forraje que produce posee gran utilidad para el hombre.

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