lunes, 22 de septiembre de 2014

Te verde: bálsamo para cuerpo y mente (I Parte)

Además de una bebida sabrosa, muy medicinal
Se dice que fueron los chinos quienes descubrieron el hace miles de años. Su  más remota referencia como una ayuda de la salud data de 2 737 antes de Cristo.  Lo cierto es que al principio siempre fue una bebida costosa a la que solo accederían segmentos opulentos de la población.

El té verde, a  diferencia del negro,  las hojas se recoge frescas y después de someterse a la torrefacción, se prensan, enrollan, trituran y  luego  se secan.  Los principales países productores de esta infusión son  la propia China, Japón y Vietnam.


Desde el punto de vista de los que le reporta a la salud humana esta planta,  sus bienhechores afirman que tiene un efecto positivo en los cinco órganos vitales, especialmente el corazón.

El hecho es que se ha demostrado que contiene importantes cantidades de L-teanina, una sustancia nootrópica y adapto génica que potencia la actividad cognitiva, induciendo la neurogénesis, y mejorando procesos cognitivos tales como memoria, atención, concentración y aprendizaje.

Entonces, ahora resulta que una investigación reciente le  aportan al te verde  la primera evidencia de  mejora sustancialmente  la memoria de trabajo, la que  a corto plazo  nos permite recordar durante unos instantes, sin necesidad de tomar nota, por ejemplo  un número telefónico que no sabíamos y que nos acaban de decir.

Esta función del cerebro la empleamos miles de veces al día y es la que nos permite realizar trabajos de cierta complejidad, por fases, de una manera lo bastante fluida.

Ya en  estudios anteriores, se había analizado concienzudamente los ingredientes de esta planta en el marco de investigaciones sobre sustancias anticancerígenas. Sin embargo, la comunidad científica se ha estado preguntando sobre la influencia positiva de esta bebida en el cerebro humano.

Tales interrogantes desembocaron en las pesquisas para determinar los efectos beneficios de la infusión   sobre el rendimiento cognitivo. Con esas premisas en la Universidad de Basilea, en Suiza, han comprobado que el extracto del té verde incrementa la conectividad efectiva del cerebro, es decir, la influencia causal que un área de ese órgano ejerce sobre otra.

Este efecto sobre la conectividad también llevó a una mejora en el propio rendimiento cognitivo durante unos experimentos: Los sujetos de estudio tuvieron resultados significativamente mejores en tareas de memoria de trabajo después de tomar extracto de té verde.

En las pruebas llevadas a cabo por los equipos de investigación de los profesores Christoph Beglinger y Stefan Borgwardt, los sujetos de estudio, hombres sanos todos ellos, recibieron una bebida no alcohólica que contenía varios gramos de extracto de té verde, antes de resolver tareas para las que era vital usar la memoria de trabajo.

Según la propia información brindada por NCYT Amazings, vía Internet, los científicos analizaron, mediante imágenes captadas por resonancia magnética, cómo afectaba ese consumo de extracto de té verde a la actividad cerebral de los hombres. Las secuencias mostraron una conectividad aumentada entre la corteza parietal y la corteza frontal.

Los investigadores  lo correlacionaron de forma positiva con una mejora en el rendimiento de los participantes en la realización de las tareas. Ello sugiere, tal como apunta Borgwardt, que el té verde podría incrementar la plasticidad sináptica a corto plazo del cerebro. (continuará)


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