martes, 28 de octubre de 2014

El chamico o la trompeta del diablo (I parte)

Flores con formas y colores peculiares
A unos 7 000 años antes de Cristo, para muchos rituales religiosos en la antigüedad  se empleaban   determinadas plantas  con el propósito de augurar la buena caza  para la tribu. Entre esos componentes del mundo vegetal estaba uno cuya denominación científica es Datura metel, conocida popularmente por chamico.

Se sabe que los curanderos y hechiceros egipcios dominaban bien los recursos y propiedades de estas especies que aplicaban  fundamentalmente en forma de ungüento.. Los griegos, por su parte, también conocían las cualidades curativas y delirógenas del chamico.


El sabio heleno Dioscorides, estudioso de la etnobotánica, decía que los efectos de la raíz de esta planta provocan imágenes vanas y agradables a los sentidos, si se dobla la dosis induce a la enajenación y locura durante tres días, y si se la cuadruplica, lleva la muerte.

Tal vez por esas secuelas de delirio y locura que dejan el consumo de la Datura y la forma de la flor acampanada se le nombre “trompeta del diablo”. Corroborado, además, por la aureola de magia, mitos y leyendas que se han tejido alrededor de ella, tanto en el viejo continente como el nuevo mundo.

En México, por ejemplo, desde la época prehispánica, se le nombraba toloache, que en náhuatl significa cara agachada o cabeza mirando al suelo. Quizá una de las facetas más conocidas es su capacidad y poder para las aventuras o desventuras amorosas.

La planta en sí es un arbusto de no más de un metro de altura, sus hojas y tallo despiden un olor desagradable y sus flores son alargadas y en la mayoría de las especies de color blanco. Se reproduce mediante cápsulas espinosas del tamaño de una pelota de golf que contiene numerosas semillas, las cuales  germinan con las primeras lluvias veraniegas. (continuará)


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