lunes, 15 de agosto de 2016

El bonsái, ¿árbol en miniatura o enano? (IV Parte y final)

Hermoso bonsai de un frutal
El bonsái requiere de cuidados especiales, tanto en su conformación como el resto de las atenciones culturales, incluyendo la fertilización. Como toda planta, ésta, ubicada en un recipiente de poca capacidad,  exige del agua, luz y nutrientes para su desarrollo.

Las diferentes especies de árboles poseen raíces con distintas tolerancias a la humedad del suelo. Algunas toleran un mojado permanente, mientras que otras son propensas a la podredumbre si el sustrato permanece mojado por períodos prolongados.


Una práctica estándar de bonsái es cultivar los árboles en una mezcla de suelo que drene rápidamente, de forma que las raíces no se encuentran mojadas durante un periodo prolongado.

El riego debe efectuarse cuando la superficie de la tierra comienza a secarse y de forma abundante, es decir, hasta que salga por el drenaje. Esto suele suceder dependiendo de muchos factores (época del año, clima de la zona, actividad del árbol, situación, etc.) y, por tanto, el riego puede ser necesario varias veces al día en verano o cada dos o tres días en invierno.

Resulta aconsejable  emplear una regadera de agujeros finos, para así aportar más oxígeno, evitar degradar el sustrato y no alterar su granulometría ni el drenaje del mismo. La primera vez, se riega para humedecer la tierra por encima y una segunda vez al cabo de unos minutos, a fondo, hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje de la maceta, evitando el encharcamiento de la tierra.

La mejor agua que se puede utilizar es la de lluvia, ya que es la que absorben las raíces de los árboles en su estado natural. Al utilizar agua de uso corriente se recomienda dejarla reposar como mínimo 24 horas, ya que de este modo gran parte del cloro y demás elementos químicos nocivos quedan en el fondo del recipiente. También es recomendable el uso de agua con un pH de 6,5.

La pulverización de las hojas sólo debe emplearse cuando se haya aplicado un tratamiento fungicida preventivo en primavera y otro en otoño, de lo contrario aparecerán los hongos, especialmente si el cultivo es en interior o invernadero.

Si la maceta está muy seca, o el agua no penetra bien en el suelo, es conveniente sumergir la maceta en agua y dejarla reposar unos minutos. No obstante, este sistema de riego sólo se debe utilizar en caso de emergencia y nunca como un método
El musgo es una parte decorativa opcional que aporta una textura sedosa a la superficie del suelo, aunque también es útil para mantener más la humedad en la tierra durante la época seca.

No obstante, aunque el musgo resulta agradable visualmente, es necesario que no cubra más del 50% de la superficie de la maceta para que las raíces puedan respirar adecuadamente y se pueda realizar un riego correcto observando la situación en la que se encuentra la superficie de la tierra. En ningún caso se debe cubrir parte del tronco.

En cuanto a la fertilización, el abono más adecuado es el orgánico sólido (hechos con harinas, de soja, de sangre o huesos). Hay que abonar especialmente durante los períodos de crecimiento y formación de yemas (primavera y otoño). Si se usa fertilizante químico líquido se deberían seguir las instrucciones del fabricante, ya que si se aplica en exceso se pueden quemar las raíces.

En período de reposo vegetativo, es preciso dejar de abonar, salvo que su cultivo sea en interior. No se deben fertilizar plantas débiles o enfermas, ni durante los treinta días posteriores a un trasplante o poda.

Las plantas verdes necesitan tres tipos de nutrientes esenciales para florecer: nitrógeno, fósforo y potasio. Muchos abonos lo contienen en diversas proporciones y diferentes concentraciones.

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