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| Los cocoteros pierden todos sus penachos |
El asesoramiento de especialistas cubanos al cultivo del coco en Panamá podría ayudar a diagnosticar las causas de la enfermedad que destruye actualmente plantaciones y cómo manejar la especie en lo adelante, aseguraron expertos.
Un proyecto científico para investigar la palmera desarrolla el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) con el acompañamiento y apoyo técnico de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que recurrió a la experiencia de estudiosos cubanos del cocotero (Cocos nucifera).
Aún no sabemos cuál es la enfermedad más importante que afecta al coco en la Costa Abajo de Colón, en el norte del país, y preparamos las muestras y condiciones para el diagnóstico en el laboratorio, explicó a Prensa Latina la doctora Yamila Martínez, investigadora del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (Censa) de Cuba.
Su labor fue entrenar en los métodos para el proceso indagatorio a realizar por un equipo de especialistas panameños del Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (Idiap), quienes deberán determinar el agente que provoca la muerte masiva de ejemplares en esa zona, la cual se amplió a otras regiones.
'Los síntomas son el faldeo de la planta, la caída del fruto, el intenso amarillamiento de las hojas y, por tanto, la pérdida de la producción hasta que el cocotero queda solo en el tallo', relata la científica, quien se reserva no adelantar un diagnóstico, hasta tener el dictamen del laboratorio.
No obstante, se refiere a una epidemia similar de la región del Caribe que afecta desde hace dos décadas, la cual también azotó a Cuba, lo cual requirió de una respuesta para el manejo del cultivo y disminuir así su incidencia, y esa experiencia también la transfirieron a sus colegas istmeños.
Como cultivo permanente en la provincia de Colón se reportan 156 mil 785 plantas de cocotero, más del 70 por ciento de ellas en edad productiva, con incidencia en la economía y alimentación de la zona y la vecina Comarca Guna Yala, administrada por originarios de esa etnia.
La llamada Cooperación Sur-Sur es un mecanismo de FAO para el intercambio de conocimientos, experiencias, buenas prácticas, políticas, tecnología y recursos, que incluye a todos los países del hemisferio sur, y es la que se aplica en este caso, según la institución.
Ramón Capdesúñer es otro de los asesores cubanos quienes, tras dos semanas de trabajo con sus homólogos panameños, retornaron este sábado a la isla, pero en Panamá dejaron sus experiencias donde ciencia y práctica hacen más valiosos sus consejos.
Este especialista de la Empresa Agroforestal de Baracoa, en el extremo oriental cubano, trajo al Istmo las exitosas prácticas de su región en el manejo integrado del cocotero con otras siembras, además del enfrentamiento a plagas y enfermedades con características similares a la que pudiera azotar a los colonenses.
Los productores de Costa Abajo de Colón no quieren continuar la producción del coco, sin antes buscar una respuesta a las enfermedades que destruyen al cultivo, explicó el ingeniero Felipe González, del Idiap, y por ello su institución y el MIDA abrieron una investigación para identificar el agente causal y cómo manejarlo.
Como característica, esas plantaciones crecieron de forma silvestre y los comercializadores son recolectores de coco, pero como parte del trabajo científico se les entrenará en cultivar desde la semilla hasta la producción final, dijo González.
Alto Panamá es la especie de cocotero más común en el país, altamente valorada por cosecheros en varias latitudes, pero sensible a la epidemia conocida como Amarillamiento Letal provocada por un fitoplasma, una de las posibles causas que se investiga en Colón.
Capdesúñer compartió con Prensa Latina que la búsqueda de híbridos en el manejo de las variedades, unido a otras acciones, permitiría enfrentar esta y otras enfermedades, además de garantizar estabilidad en el cultivo y buena producción. (Tomado de Prensa Latina)
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