miércoles, 16 de enero de 2019

La flor de la inocencia: azucena


Resalta la blancura, símbolo de candidez

Según la mitología griega Perséfone, hija de los dioses Zeus y Deméter, estaba recogiendo azucenas cuando fue raptada por Hades, dios del inframundo, con quien fue obligada a casarse.

En tanto, en la mitología romana, la leche materna de la diosa Juno dio lugar a la propia Vía Láctea, y también al color blanco característico de las azucenas, de ahí que estas hermosas flores guardan un simbolismo de pureza, inocencia y elegancia. 

En la biblia, por su parte,  la azucena es símbolo de la elección y la providencia; además de ser la representación de la virginidad de la Virgen María, elegida por el Señor para ser la madre de Cristo, a quien se la adorna con esta bella y delicada flor, símbolo de la inocencia, pureza, gloria y majestuosidad.


El leguaje de las flores

Todo indica que la azucena se asoció desde tiempos bien remotos a la pureza, la inocencia y la castidad. Y lo confirma el hecho de que las iconografías cristianas más antiguas.

 Por ejemplo, en la ciudad italiana de Rávena existen basílicas paleocristianas y baptisterios. En la de San Apolinar, en Clase, específicamente en el mosaico del ábside, anterior al 540 d.C., puede apreciarse al santo Apolinar rodeado de su grey cristiana simbolizada por ovejitas, entre las que crecen las azucenas.

Por su lado en los mosaicos de San Apolinar Nuovo, también del siglo VI, en los cortejos de santas vírgenes y de mártires, representados entre palmeras que simbolizan el martirologio, crecen a sus pies por doquier, entre algunas otras flores, las blancas azucenas.

Historia aparte

 La azucena, cuyo nombre científico es Lilium, es una planta de tallos frondosos que forman bulbos subterráneos, escamosos o desnudos, los cuales utilizan para sobrevivir al invierno.

 En algunas especies norteamericanas la base del bulbo se ha desarrollado en rizomas sobre los que se encuentran numerosos bulbillos pequeños. Otras desarrollan estolones. La mayoría de los bulbos están profundamente enterrados, sin embargo unos cuantos se forman cerca de la superficie del suelo.

Muchas especies desarrollan raíces en el tallo, con ellas, el bulbo crece de forma natural a cierta profundidad y cada año el nuevo tallo, a medida que emerge del suelo, emite raíces adventicias por encima del bulbo. Éstas son adicionales a las raíces basales.

La mayoría de especies son caducas, excepto unas cuantas (como Liliumcandidum, Liliumcatesbaei) que mantienen una roseta de hojas basales durante el periodo de inactividad invernal.

Las grandes flores, que exhalan una fuerte fragancia, sobre todo de noche, tienen seis pétalos en una variedad de colores que abarca el blanco, amarillo, anaranjado, rosado y púrpura. Los motivos incluyen manchas, pinceladas y puntillas. La floración se da en verano.

En tanto, las semillas, que maduran a finales del verano, muestran diferentes y a menudo complejos patrones de germinación adaptados a los climas que habitan.

Las azucenas son nativas de las regiones templadas del hemisferio norte. En el Viejo Mundo se extiende por la mayor parte de Europa desde el norte hasta la costa del Mediterráneo, la mayor parte de Asia, Japón, sur de los montes Nilgiri en la India, y sur de Filipinas. En el llamado Nuevo Mundo son abundantes  desde el sur de Canadá y la mayor parte de Estados Unidos.

Por lo general están comúnmente adaptadas a hábitats boscosos, a menudo montañosos o a veces praderas. Algunas de las especies pueden sobrevivir en pantanos y las epifitas se encuentran en el sureste asiático (como L. arboricola). Prefieren suelos moderadamente ácidos y libres de cal.

¿Quieres cultivarla?

Se plantan en la primavera, aunque a pocas variedades se las siembra en otoño para que desarrollen mejor sus raíces. La profundidad en que se planten los bulbos  dependerá de la especie, y se debe mantener la tierra fresca y abonada. Florecen al final de la primavera hasta finales de verano.

Si desea cultivarla en su jardín tenga en cuenta que durante los meses del verano se pueden separar los pequeños bulbos que se forman junto al bulbo mayor y así multiplicar la especie. Si esto se hace por semilla, hay que tener en cuenta que florecerán a los cuatro o cinco años.

El suelo ideal para plantar estas flores debe tener elevada permeabilidad y ser rico en materia orgánica. La luz nunca debe incidir directamente sobre él y la profundidad a la que plantemos los bulbos dependerá de lo que esté estipulado para cada especie, simplemente deberemos seguir lo indicado en las etiquetas del productor. Una vez plantadas, florecerán durante varios años y por ello, para su cultivo se aconseja incorporarlas a los bancales de plantas vivaces.
La azucena aporta un toque decorativo y luminoso ideal para interiores, por ello son muy utilizadas en jarrones como flores cortadas. Como consejo muy útil para que duren más frescas, es aconsejable disolver en el agua del jarrón una aspirina.
La profundidad en que se planten los bulbos dependerá de la especie, y se debe mantener la tierra fresca y abonada.

Génesis de un nombre

Etimología
Lilium, nombre genérico latino se deriva del griego antiguo λείριον, leirion, que generalmente se refiere a los verdaderos lirios, blancos como se ejemplifica por el Liliumcandidum. La palabra fue tomada de copto (Fayyumic) hleri, desde hreri, y el demótico hrry, a su vez tomado de la palabra egipcia hrṛt = "flor". Meillet sostiene que tanto la palabra egipcia como la griega son posibles préstamos de un lenguaje extinto del Mediterráneo Oriental. Los griegos también usaban la palabra κρῖνον, krinon , aunque para los lirios no blancos.





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