lunes, 6 de mayo de 2019

La col china y sus secretos


Repollo de col china

Cuentan que excavaciones neolíticas realizadas en los asentamientos de Bampo revelan el hallazgo de semillas de la col china. Oriunda del extremo oriente, desde hace más 1 500 años es cultivada en el gigante asiático, y de allí se propagó a Japón, a fines del siglo XIX.

Obligada en la dieta culinaria de los chinos, la Brassica rapa (por su nombre botánico Brassica pekinensis) posee propiedades medicinales muy interesantes. Entre las más sobresalientes están que ayuda a prevenir el colesterol alto, la hipertensión y el cáncer de mama.


Así como lo lee. Pues resulta que su contenido en brassinin y al poseer “indoles e isothiocyanates”, en casos de niveles bajos de estrógeno, se convierte en una doble arma en la lucha contra los citados tumores.

Desde el punto de vista nutricional, la col china aporta al organismo humano altos niveles de potasio, mineral que participa en la síntesis de las proteínas y diferentes funciones celulares. También constituye una buena fuente de vitamina A,  que, entre otros beneficios,  protege y cuida de la vista, así como a los dientes y huesos.

Volvamos atrás. Decía que era un componente común en la mesa de muchos países asiáticos, en especial en la China de Cantón. Suelen prepararse cocidas, frescas  o en encurtidos. Una de las tantas recetas, por demás rápida de hacer, consiste en  cortar las hojas muy finas y  cocer  por espacio de 3 a 4 minutos. Se sirven con salsa de soja y semillas de sésamo ligeramente tostadas.

Es una hortaliza muy parecida a la acelga, incluso con un gusto similar. Como ésta, además de su uso en ensalada natural, puede emplearse en caldos y guisados. En todos los casos es aconsejable separar las hojas y lavarlas una a una. Las verdes deben cocinarse aparte  de los tallos. Si fuera un stir fry, esa  porción del vegetal cortarla a lo juliana.




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