lunes, 14 de mayo de 2012

Algo más que comer

Por José A. de la Osa

Una alimentación variada, junto a una actividad física sistemática, es garantía de un estilo de vida que promueve bienestar y contribuye a prevenir la aparición de enfermedades que hoy dominan el panorama de salud: dolencias cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes mellitus, osteoporosis, obesidad...

"Ningún alimento por sí solo es capaz de aportar al organismo todos los nutrientes necesarios para su buen desarrollo y funcionamiento, porque para ello se requiere consumir más de 40 nutrientes diferentes", alerta el Doctor en Ciencias Armando Rodríguez Suárez, profesor titular e investigador del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA), radicado en La Habana.


Refiere que para la consecución de una vida sana es indispensable una dieta saludable; es decir, la que nos suministra todos los nutrientes requeridos y la energía alimentaria en cantidades suficientes para el desarrollo de un buen estado de nutrición y, por tanto, de salud.

Esa dieta saludable, precisa, tiene que ser variada, y debe incluir diariamente "representantes" de cada uno de los siete grupos de alimentos considerados básicos, y menciona los cereales y viandas, vegetales, frutas, carnes y leguminosas, lácteos, grasas, azúcares y dulces.

Como contribución a esos objetivos, los especialistas del INHA, con la colaboración de estudiosos de otras instituciones y la experiencia internacional, han elaborado las Guías Alimentarias para la población cubana, dirigidas a elevar la cultura en esta rama del saber, de acuerdo con la disponibilidad y accesibilidad a los alimentos y otras variables.

Atendiendo a que las prácticas adecuadas para la alimentación y nutrición saludables se inician desde las primeras etapas de la vida, una de las dos Guías confeccionadas abarca exclusivamente las bases para la alimentación de las niñas y niños desde el nacimiento hasta los dos años de edad; y la otra está dirigida a toda la población mayor de dos años.

En ambos textos se plasman, en un lenguaje didáctico, los objetivos nutricionales en cada etapa de la vida, teniendo en cuenta las características de género, edad, talla, estado fisiológico y actividad física.

En una ojeada a los alimentos a introducir durante el primer año de vida de un bebé, observamos que, desde su nacimiento hasta los seis meses, la recomendación es la lactancia materna exclusiva; a partir de esa edad, la leche materna debe complementarse con otros alimentos y se le comienzan a dar jugos de frutas no cítricas, purés de viandas y vegetales; a los siete, arroz, lentejas, frijoles negros, yema de huevo cocinada; a los ocho, carnes, pescado, pastas alimenticias; a los nueve, frutas y vegetales en trocitos, arroz con leche, natilla, flan; a los diez, mantequilla, judías y garbanzos; a los once, queso crema y gelatina; al año, un huevo completo, remolacha, aguacate, pepino, col...

Estas Guías Alimentarias incluyen las tablas de "intercambios de alimentos" que, como su nombre lo indica, reúnen las cantidades de un mismo grupo que aportan aproximadamente la misma porción de energía y macronutrientes. Así, por ejemplo, podemos conocer que una tasa de leche o yogur se pueden intercambiar por una onza de queso y que ambos aportan unos siete gramos de proteínas.

Las Guías pueden ser consultadas accediendo al sitio web del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos: www.inha.sld.cu y están disponibles en todos los centros de la Atención Primaria de Salud para que sirvan de herramienta de trabajo en la educación alimentaria y nutricional de nuestra población.

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