jueves, 14 de febrero de 2013

La bendición de la remolacha

Los bulbos son la parte comestible
Lamentablemente la remolacha, como decimos los cubanos, "no es santo de devoción" de muchos. Y enfatizo en el término lamentable, pues esta planta, de la familia Quenopododiáceas posee valores alimenticios y terapéuticos que todos debemos considerar muy bien.

El betabel, como también se le conoce, es originario de las zonas templadas de Eurasia; pero prácticamente hoy se cultiva en casi todo el mundo, principalmente por sus grandes y suculentas raíces, que se emplean en la alimentación humana, pienso y además para extraer azúcar, según las distintas variedades.


Este vegetal tiene, como apuntamos más arriba, marcadas propiedades nutritivas. Ello se debe a que contiene 10 por ciento de carbohidrato. También en ella están presentes pequeñas cantidades de proteínas, grasa, fibra y ceniza. Sus hojas son ricas en vitaminas A y B, aunque existen proporciones de ellas en las raíces.

Por su contenido de hierro, la remolacha es recomendada en los casos de anemia, carencia de minerales, astenia y estado de nerviosismo, como la ansiedad Esto último a propósito  de sus cualidades sedativas. Se ha comprobado, además, que estimula y equilibra las células hepáticas, por lo que puede utilizarse para contrarrestar afecciones del hígado y renales.

Se ha podido constatar la efectividad  de su jugo en la eliminación de ácido úrico, así como para activar el estómago, los intestinos, el hígado y la vesícula biliar. Depura y renueva la sangre. Incluso, estudios realizados en Europa demuestran que es un buen agente contra el cáncer o tumores en el hígado.

El contenido de fitoestrógenos, hormonas femeninas, interviene en el metabolismo del calcio y contribuyen a estabilizar la menopausia, a prevenir la formación de miomas, cáncer de mama, quistes y enfermedades fibroquísticas.

Consejos de abuelos las señalan como excelente jarabe expectorante, principalmente para combatir la tos en niños. Para ello la tradición popular consiste en cortar la raíz en rebanadas y dejarlas al sereno durante una noche. Durante ese tiempo  queda destilada una  sabrosa miel, que es la que se suministra luego en cucharaditas.

Como ensalada se puede cortar cruda, luego de pelarse bien, en la forma que más se apetezca (cuadritos, tirillas, rebanadas o hasta rayada) aderezada con vinagre y un poquitín de sal, de acuerdo al gusto de cada cual. También hay quienes la prefieren cocidas, pero recuerde que esta opción limita sus propiedades alimenticias y medicinales.

Las ofertas de la remolacha son un poco limitadas, tal vez porque su consumo no se ha generalizado como el de otros vegetales y hortalizas. Sin embargo, hay agricultores, en Cuba,   que regularmente las cultivan en sus organopónicos o huertos intensivos. Ojalá que el presente trabajo constituya un estímulo a partir de ahora, tanto para consumidores como  productores.



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