lunes, 11 de febrero de 2013

La pasiflora o la flor de la pasión (III parte y final)

Maracuyá o fruta de la pasión
Se dice que la pasiflora, desde el punto de vista medicinal, constituye uno de los mejores remedios contra todo tipo de manifestaciones nerviosas. Sin embargo, no puede soslayarse tampoco que sus frutos incorporan al organismo humano interesante propiedades alimentarias.

Dentro de las más de 500 especies, la  más conocida es el maracuyá, fruto que se obtiene de la pasiflora amarilla o Passionaria edulis, y destaca por su contenido en minerales, especialmente calcio, hierro y fósforo; también  rico en vitaminas A, B y C, así como niacina, sustancia que ayuda a controlar el colesterol.


Los minerales presentes en la fruta contribuyen al mejoramiento de  la salud. Por ejemplo, el potasio es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. El fósforo, por su lado,  interviene en la formación de huesos y dientes y participa en el metabolismo energético. El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos, también forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante

Además, debido a su bajo contenido en grasas, es aconsejable su consumo en dietas de adelgazamiento. Ello se explica porque contiene polifenoles, los que, además de propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, resultan un efectivo energizante, por esta razón aumenta el metabolismo para la eliminación de las grasas depositadas en los tejidos.

Agregar también que el fruto contiene una cantidad elevada de fibra, que mejora el tránsito intestinal y reduce el riesgo de ciertas alteraciones y enfermedades digestivas.

El maracuyá, o fruta de la pasión como también se le conoce, es de origen amazónico y fue descubierto en el Perú hace más de cuatro siglos, en 1569, por un médico español de apellido Monardes, quien escribió y documentó sobre el uso que daban los indígenas al fruto y a la planta, propagando así este conocimiento al viejo mundo.

La fama de este delicioso regalo de naturaleza va de la mano con los descubrimientos cada vez mayores de sus beneficios. La pulpa, el zumo, las flores y la infusión de las hojas de esta planta tienen un efecto relajante. Mucho más pronunciado en el caso de la infusión, la cual puede utilizarse como sedante ligero o como calmante para dolores musculares o cefaleas.

Como dato curioso decir que en la Universidad de Arizona y la facultad de medicina de la Universidad Mashhad en Irán, están investigando el uso del maracuyá para combatir el asma, con resultados que dan muchas esperanzas a los 400 millones de asmáticos que hay en el mundo.

Lo increíble es que no es la pulpa lo que sirve para esos fines, sino más bien la piel que contiene químicos y compuestos, que podrían ayudar a aliviar los síntomas de este duro y frustrante mal. En Honduras el Dr. Pablo José Cambar ha realizado un trabajo científico original en 200 conejos criollos, al darles extractos acuosos de plantas entre ellas la de la maracuyá, la cual en elevadas dosis resultó un excelente broncodilatador.

Existe también la  Passiflora edulis edulis, como su congénere la llaman flor de la pasión púrpura o granadilla púrpura, con carne muy aromática, que recuerda al albaricoque. Combina muy bien con ensaladas, yogures, y otras frutas preparadas en macedonia.

Otras pasifloras, cuyo fruto son igualmente comestibles y con similares características alimenticias son Passiflora incarnata, Pasionaria vitifolia, Passiflora quadrangularis, Passiflora antioquiensis, Pasionaria mollissima y la Passiflora laurifolia.


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