martes, 24 de febrero de 2015

El buen habano viene en caja de cedro (I parte)

El famoso cedro español
Sin lugar a dudas, el mejor tabaco del mundo es el cubano. Los habanos son reconocidos por su calidad entre los buenos fumadores del planeta. En la Mayor de las Antillas se producen cada año más de 120 millones de unidades, fundamentalmente torcidas a mano.

Desde tiempos remotos fue una práctica envasar los puros en cajas o estuches de la madera del cedro, que por sus propiedades naturales permitían conservar la humedad y olor característico del producto.


Con este mismo propósito se fabrica el humidor o humidificador, llamado también humectador. Este es un recipiente cerrado cuya función consiste en añadir la humedad necesaria para mantener los tabacos en las condiciones idóneas.

Existen tres tipos de madera que pueden utilizarse para el recubrimiento interior de estos receptáculos. Los especialistas recomiendan para ello en primer lugar el cedro español, el más popular, cuyas cualidades permiten, por el olor que desprende, proteger contra los escarabajos de la hoja, además de alta capacidad de absorción y promover el proceso de añejamiento del cigarro.

Por otro lado, el cedro rojo americano es menos absorbente de la humedad y tiene un aroma más penetrante. Algunos fabricantes lo utilizan porque es menos costoso y no se forma resina. En general, cuando se almacenan los tabacos  por un período prolongado, toman un fuerte sabor a madera que no suele ser lo ideal.

En tanto, la caoba hondureña, otro de los empleados, tiene una tasa de absorción de humedad similar a la del cedro español y tiene también un olor menos intenso. No obstante, no ofrece la misma protección contra los parásitos ni el sabor que deja en los cigarros es tan agradable como el español.

Los cedros, del latín Cedrus por su nombre científico, constituyen un género de coníferas pináceas. Son árboles de gran tamaño, que pueden alcanzar hasta 50 metros de altura, de madera olorosa y copa cónica o vertical, muy utilizados para ornamentación de parques. Poseen una distribución disjunta: Norte de África, Medio Oriente y el Himalaya. Estas plantas pueden vivir hasta 2 000 años.

Las propiedades de imputridez de la madera lo hacen idóneo en la industria  naval y la fabricación de sarcófagos. Se usa, además, en la construcción, sobre todo como recubrimiento de muros exteriores (bevel-siding) y para tejas de madera (shingles). También es apreciado para la confección de  instrumentos musicales, ebanisteria, chapas decorativas, cajas para empaque, pisos, paneles, puertas y ventanas. (continuará)

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