lunes, 20 de febrero de 2017

Las flores y la sexualidad (Parte 2)

Organos reproductores de la flor
Antes de adentrarnos en la relación de las flores con la sexualidad humana, es preciso conocer la sexualidad vegetal, conocida como tal la amplia variedad de reproducción sexual existente en ese fascinante reino de la naturaleza. Fue el investigador Jakob Camerarius quien incursionó por primera vez en ese mundo, cuyos trabajos fueron publicados, en 1694, en su obra De sexu plantarum epistola (Epístola acerca del sexo de las plantas).

El hecho de que las plantas emplean numerosas estrategias diferentes para realizar su reproducción sexual fue utilizado desde una perspectiva puramente estructural por Carlos Linneo (1735 y 1753) para proponer un sistema de clasificación de las plantas con flores.


Posteriormente este tema fue tratado por Christian K. Sprengel (1793) quien describió la sexualidad de las plantas como el "secreto develado por la naturaleza" y, por primera vez, comprendió las interacciones bióticas y abióticas del proceso de polinización. Para que vea, las teorías de Charles Darwin sobre selección natural se basan en su trabajo.

En el caso de las flores, las estructuras reproductivas de angiospermas, son más variadas que las estructuras equivalentes de cualquier otro grupo de organismos, y las plantas con flores también tienen una diversidad de sistemas sexuales que no tiene comparación.

Pero la sexualidad y la importancia de las estrategias de reproducción sexual no es menos importante en el resto de los grupos de plantas. El sistema reproductivo constituye el factor más importante en determinar la estructura de apareamiento de las poblaciones de plantas nonclonal.

La estructura de apareamiento, a su vez, controla la cantidad y la distribución de la variación genética, que constituye un elemento central en el proceso de la evolución.

A modo de resumen, los órganos dadores de núcleos se consideran masculinos y los receptores, femeninos. En el hermafroditismo ambos sexos se manifiestan juntos en la misma estructura, en la flor, como estambres y carpelos, por ejemplo.

Hay monoecia cuando la especie presenta ambos sexos en órganos separados; la especie es unisexual monoica o dioica. Si la sexualidad de los individuos es sólo masculina o femenina, existe dioecia y la estirpe es unisexual dioica.

Las especies que incluyen individuos masculinos, femeninos y hermafroditas o reúnen órganos con los tres tipos sexuales sobre el mismo individuo reciben el nombre de polígamas.

El fresno (Fraxinus excelsior L.), sirve como ejemplo para mostrar el rango de diversidad y variaciones en la morfología y funcionalidad que presentan las flores en lo que respecta a su género.

Las flores del fresno son polinizadas por el viento y no poseen pétalos ni sépalos. Desde un punto de vista estructural, las flores pueden ser o masculinas, o femeninas, o hermafroditas, estas últimas consisten de dos estambres y un ovario.

Una flor masculina es considerada,  morfológicamente,  masculina o una flor hermafrodita con estambres y un ginoceo rudimentario. En tanto, las del fresno son morfológicamente femeninas o hermafroditas y funcionalmente femeninas. (continuará)

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