lunes, 12 de junio de 2017

Apazote, la hierba maravillosa (I Parte)

Planta medicinal muy utilizada en la farmacopea
En Cuba, antes del triunfo de la Revolución ocurrida el primero de enero de 1959, uno de los problemas de salud  de la población rural era el parasitismo. Por lo general, ese segmento de la sociedad que vivía en los campos no tenía acceso a los servicios médicos, de ahí que echaran manos a remedios caseros para combatir ese y otros males.

En patios de bohíos y en parcelas de los bateyes azucareros era muy común encontrar sembrados de una hierba conocida por apazote, cuyas hojas despiden un olor fuerte y desagradable. Precisamente, el cocimiento de esa planta resultaba entonces el principal medicamento para expulsar “los bichos”, término muy utilizado entre el campesinado cubano.


Efectivamente estamos en presencia de una herbácea, que no sólo es antiparasitaria, pues sus propiedades medicinales engrosan la farmacopea popular por sus variados y valiosos resultados en el tratamiento de diferentes dolencias del organismo humano.

Es una hierba de tallo hueco y ramificado que alcanza hasta 60 ó 100 centímetros de altura. Con hojas alternas dentadas, de color verde. Sus flores pequeñas nacen en racimos y son de color amarillento o verdoso, son muy pequeñas y crecen en espigas terminales; el fruto es muy pequeño y se encuentra dentro del cáliz, que contiene una semilla lisa de color negro.

Según los botánicos  el apazote es originario de México y América Central.  En las culturas prehispánicas fue utilizado por sus propiedades medicinales: los nahuas lo llamaban epazotl y los mixtecos miino. Tras la colonización  del llamado Nuevo Mundo, los españoles lo usaron para darle sabor a su té.

El nombre científico de esta planta es Chenopodium Ambrosioides, proviene del griego y significa “Chenopodium”, pata de ganso, y “Ambrosioides”, alimento de los dioses. Apazote es una palabra que viene del náhuatl.

Los principios activos de la hierba  se encuentran principalmente en las hojas y las flores. Estas partes pueden utilizarse tanto frescas como secas. El cocimiento se usa para tratar afecciones gastrointestinales (diarrea, disentería, estreñimiento, inapetencia, indigestión, flatulencia, parasitosis intestinal), respiratorias (asma, catarro) y nerviosas, dolor de muelas, desordenes menstruales, malaria, reumatismo, hipertensión y trastornos cardíacos.

Además, los estudiosos de la medina natural y tradicional aconsejan emplear las hojas en infusión para contrarrestar la tos. Tanto las flores como las hojas son usadas para dolor de estómago y gases intestinales.

Ojo, deben observarse algunas precauciones. Por ejemplo, no es aconsejable la ingestión  en mujeres embarazadas. En niños menores de 5 años, suministrársela en pequeñas cantidades. Los entendidos advierten que dosis elevadas de infusiones podría provocar intolerancia digestiva y en caso de tomar grandes cantidades,  llegar hasta la intoxicación. (continuará)


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