Pastillas a base de espirulina |
La creación de oxígeno con plantas, que en nuestro planeta es un proceso rutinario, tiene que mostrar su funcionamiento en el espacio antes de ser explotado.
Aunque la Estación Espacial Internacional se reabastece periódicamente mediante naves de carga como Dragon, los vuelos espaciales del futuro pretenden ser autosuficientes, y para ello habrá que reciclar y reutilizar recursos como el oxígeno.
Los investigadores del proyecto piloto Artemiss van a analizar cómo la fotosíntesis —el proceso mediante el cual los organismos convierten la luz en energía, liberando oxígeno como subproducto— tiene lugar en el espacio.
Para ello han llevado la microalga Arthrospira, conocida comúnmente como espirulina, en un fotobiorreactor, una especie de cilindro bañado en luz, que, en la ISS, transformará mediante fotosíntesis el dióxido de carbono (CO2) en oxígeno (O2) y biomasa consumible, como proteínas.
El experimento se desarrollará durante un mes, mientras se mide con precisión la cantidad de oxígeno que producen las algas.
Las microalgas se analizarán en cuanto el caguero Dragon, en que han sido enviadas, regrese a la Tierra en la primavera de 2018. En ese momento, se analizará la información genética para obtener una imagen más clara de los efectos de la ingravidez y la radiación en las células de estas plantas. Ya se conoce que la Arthrospira es muy resistente a la radiación, pero hay que comprobar hasta qué punto tolera el resto de características del crecimiento en el espacio.
Artemiss es el primer proyecto de su clase, y los investigadores e ingenieros esperan poder continuar desarrollándolo con un estudio mayor que alimente microalgas de forma continua. El proyecto es parte del Sistema Alternativo de Soporte Microecológico para la Vida (Melissa), una iniciativa que está desarrollando tecnologías regenerativas para el soporte vital.
La Estación Espacial Internacional, orbita a 400 km sobre la Tierra, a una velocidad de 27.600 km/h. Hasta ahora, alcanzarla requería un vuelo de seis horas que ingenieros de Roscosmos, la agencia espacial análoga de la estadounidense NASA en Rusia, han conseguido reducir a la mitad, un poco más de lo que tarda un vuelo de la capital rusa, Moscú, a Berlín (Alemania).
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