lunes, 10 de diciembre de 2012

La proteína del siglo: la soya

Leguminosa con muchas propiedades
Con sus defensores y detractores la soya,  de un tiempo acá, viene alcanzando tremenda popularidad en el mundo. Nuestro país no escapó a esa efervescencia y se hizo común, años atras, su expendio  en los centros gastronómicos, en las múltiples variantes que tiene el consumo de la bien llamada proteína del siglo.

Queremos estar a tono con esta novedosa opción, no sólo por lo que representa  en sí para la alimentación del pueblo, si no porque también es una aliada  incondicional en la confección de los muy variados platos, con las hortalizas y  los vegetales.


La soja, como también se le conoce, es de la familia de las leguminosas. Se cree que procede del este de China, donde ya se consumía hace más de 4 mil años. En la actualidad la cultivan en otros muchos lugares. El principal productor es Estados Unidos, seguido de Brasil, China, Argentina, Taiwan, Canadá y la India.

En la semilla de la plana está la proteína, una de las más económica y útiles en el mundo. Por demás, está considerada de gran valor para la dieta vegetariana, nutritiva y a vez preventiva de numerosas enfermedades y padecimientos, entre muchos otros para el colesterol alto, hemorragias, cardiopatías isquémicas, diarreas crónicas, diabetes, sistema nervioso central y según nuevas investigaciones previene los riesgos de cáncer de mamas como antioxidante.

Pero veamos cuántas ventajas proporciona el consumo de esta prodigiosa semilla. En 100 gramos de soya hay entre 40 y 42 de proteínas, superior a todas las carnes. En esa misma proporción contiene 18 g de grasas muy cerca de las carnes de carnero, cerdo, pato y pescado de agua dulce.

En cuanto a los minerales posee sodio, potasio, calcio, magnesio, hierro, fósforo, azufre, cobre y yodo; todos en cantidades superiores a  los de cualquier cárnico. El complejo vitamínico los componen las vitaminas A, B1, B2, (estas sólo superada por el pescado),PP, K, y E. Después de cocida es capaz de proporcionar más calorías que cualquier carne, salvo la de carnero.

La proteína vegetal texturada se logra extrayendo el aceite del frijol: Posteriormente se muele para obtener  la harina, que mezclada luego con agua produce una masa que se calienta al vapor. Se le puede añadir colorantes y saborizantes y darle una apariencia similar a la carne picada o troceada. El  producto final se comercializa deshidratado y más tarde queda reconstituido en el momento de cocinarlo.

Muchos creen erróneamente  que la soya tiene un sabor desagradable, y no es así. Lo que ha ocurrido es que a veces utilizan la llamada "forrajera" (para alimentación animal) o la combinan con sangre u otros productos que le aportan fuertes olores y mal gusto al paladar. En realidad cuando la leguminosa es apta para el consumo humano y tiene la calidad requerida, solamente asume  el saborizante que se le añade.

Existen infinidad de recetas para variar la mesa. La mayoría de los platos que se pueden confeccionar en casa  son propicios para combinarlos con los vegetales y hortalizas de estación,  comercializados en organopónicos, placitas y mercados agropecuarios como parte de los subprogramas de la Agricultura Urbana y Suburbana que se desarrolla en Cuba. También en estos lugares ofertan muchos de los condimentos que necesitamos.

Ahora espero que cuando pase por uno de los establecimientos donde se expenden esos paqueticos de soja le preste mayor atención. Por lo menos, pruebe y saque sus propias conclusiones. Por ahí podrían empezar una nueva vida en su cultura alimentaria, lo que estoy seguro  su salud le agradecería mucho.

 

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