jueves, 7 de diciembre de 2017

Hablemos del mango (III parte)

Variedades de ofertas del vimang
El Vimang, nombre comercial de un producto derivado del mango,  tiene una singular historia. A mediados de la década de 1990, la industria farmacológica cubana, acosada por la crisis económica, comenzó a estudiar las posibilidades de la medicina natural y  tradicional. La génesis de la investigación partió de la experiencia del marinero retirado Eleuterio Páez, quien había heredado de su padre la práctica de fabricar una “fórmula maravillosa, según sus vecinos,  con la  cáscara del mango.


Como parte de esos estudios, el CQF envió a un grupo de expertos a la vivienda de Eleuterio para examinar los efectos del compuesto, el que, según amigos y vecinos, mejoraba la calidad de vida en casos severos de cáncer y otras patologías.

La fórmula fue sometida entonces a numerosos estudios farmacológicos. Y esos exámenes indicaron que, si bien no es un medicamento, la sustancia posee propiedades naturales muy beneficiosas. Incluso, los resultados fueron asombrosos: mejoras en el estado antioxidante de las personas hasta en un 58%; aumentos del apetito con un incremento de peso hasta de un 65% y un incremento de las células CD-4 del sistema inmunológico, que son las más afectadas por el virus del sida.

La fama del producto se extendió con rapidez entre los cubanos y más allá de las fronteras de la Mayor de Las Antillas. La fórmula fue patentada  en 19 países, entre ellos Francia, México, Brasil, Italia y China.

Las investigaciones dan cuenta de que la terapia antioxidante con Vimang en la atención primaria de salud constituye una posible alternativa para el tratamiento eficaz, adyuvante o no, de enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo o componentes de dolor e inflamación.

Se muestra los resultados de estudios clínicos con Vimang en la atención al adulto mayor, el tratamiento de la displasia de mamas, leve o moderada, y el tratamiento de dermatopatías, a partir de experiencias etnomédicas publicadas con anterioridad.

El extracto de la cáscara del tronco de mango  (ECAM) se obtiene a partir de la corteza fresca de 16 variedades de esta planta, ampliamente distribuidas en Cuba, con un impacto ambiental muy bajo. Los árboles no resultan dañados por la citada práctica y esto se puede repetir cada 2 ó 4 años, según la variedad, de acuerdo con estudios de campo realizados entre 1994 y 2004.

La composición química del ECAM, tanto orgánica como inorgánica, muestra que su componente mayoritario es la mangiferina (MF), una xantona glicosilada, y tiene una concentración de calcio y selenio adecuada a las dosis diarias recomendadas para alimentos.

Se han identificado también polifenoles (ácido gálico y derivados), flavonoles (catequina, epicatequina y quercetina), terpenoides biológicamente activos, azúcares libres (galactosa, glucosa, arabinosa y fructosa), polialcoholes (sorbitol, xilitol y mioinositol) y ácidos grasos, de los cuales más del 60 % son poliinsaturados (oleico y linoleico).

Otros elementos importantes presentes en el ECAM, además del calcio y el selenio, son el cobre y el zinc, cuya participación en procesos de la cascada inflamatoria e inmunorreguladora han sido descritos en la literatura médica de una forma amplia.

El ECAM ha sido utilizado tradicionalmente en la medicina natural en muchos países para el tratamiento de la menopausia, diarrea, sífilis, diabetes, escabiosis, infecciones cutáneas, anemia, entre otras, según se registra en la Base de Datos de Productos Naturales Napralert (Univ.
Illinois, EE.UU.).Su uso es reconocido desde hace más de 200 años.

Para que vea, un vecino aquejado de polineuropatía a principios de la década de los años 90, en el pasado siglo,  apenas podía caminar auxiliado de dos muletas. Probó con una poción recomendada hecha con corteza del árbol del  mango macho, chino, amarillo y blanco, y en poco tiempo anduvo tan ligero como una adolescente.

La receta aportada por el coterráneo es bien sencilla: 100 gramos de cada una de las cáscaras  en dos litros de agua. Se pone a hervir hasta que se reduzca a un  litro. Luego, ingerir una cucharada del líquido resultante antes del desayuno y de cada comida.(continuará)

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