martes, 26 de mayo de 2015

Barrera contra la malaria: ajenjo dulce (II Parte)

Esta planta ha sido usada desde antaño
El ajenjo dulce o ajenjo chino, cuyo nombre científico es Artemisia annua, resulta conocida desde la antigüedad y ha sido usada en diversas patologías con probada eficacia.

Una de las versiones sobre el origen etimológico  de la planta da cuenta de que debe su nombre a Artemisa, hermana gemela de Apolo y diosa griega de la caza y de las virtudes curativas, especialmente de los embarazos y los partos.

Otra teoría sostiene que el  género fue otorgado en honor a Artemisia II, hermana y mujer de Mausolo, rey de la Caria, 353-352 a. C., que reinó después de la muerte del soberano. En su homenaje fue erigido el Mausoleo de Halicarnaso, una de las Siete Maravillas del Mundo. Era experta en botánica y en medicina.


Lo cierto es que el ajenjo está considerado como una de las más maravillosas plantas medicinales que existen. Si bien su sabor es amargo, esto no impide que sea usada para el alivio de muchas enfermedades y con mucho éxito. Los antiguos herboristas chinos la aprovechaban para tratar la fiebre.

El té de ajenjo ha ayudado a través del tiempo a muchísimas personas para restablecer la salud. Es una hierba que se ha empleado históricamente con variados fines, especialmente en la medicina natural por su alto  valor curativo.

En la Edad Media era común tomar tintura de ajenjo, pero se comprobó que el tratamiento  en grandes cantidades y de manera prolongada podía causas problemas cerebrales. Mientras, si se tomaba en dosis pequeñas y por un tiempo limitado  actuaba favorablemente en el organismo.

Se puede preparar un té de Artemisia annua  secando  partes de la planta y luego conservarla en polvo, en lugar seco. De optar por esta forma de infusión utilizar  5 gramos de la hierba en una taza con agua hirviendo,  dejar reposar y luego tomar de a cucharadas durante el día. (continuará)



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